La tía Felisa

Por Ángeles Neira

El  primo Jaime era un chico encantador. Como su mami tenía muchos hijos tuvo que criarse con una tía mayor, Felisa, que lo cuidó toda la vida como a un hijo.

¡¡Era tan simpático!!

La casa siempre estaba alegre, Jaime tenía sus cosas, que hacían reír a todas.

Un día Jaime las llevó al cine y a una de ellas, Herminia, le empezó a hacer caricias, a decirle qué guapa era y eso…

Ella le sonreía muchísimo ¡¡Se notaba que le gustaba Jaime!!

Imagen de pikisuperstar en Freepik

Unas primas lejanas llegaron también a casa de la tía Felisa cuando Jaime tenía 18 años.

Nadie contó nada en la  casa. Se decía que los primos no podían ser novios porque no sé qué cosa pasa con la sangre y luego la cigüeña traía hijos enfermos.

Una amiga de la tía le contó que había algo entre los dos primos, pero Felisa nunca dijo nada, y mucho menos a los padres de ella.

-¿Y si lo que le había contado su  amiga no era verdad…?

-¿Y si la mente calenturienta de su sobrina, Herminia, se lo había inventado?

Jaime estaba a punto de casarse, tenía novia y no quería violentarlo con esas preguntas, que parecían sacadas de una mente pervertida o de una novela.

Además, si le contaba eso a su hermana, iba a pensar que había cuidado mal de su hija y ella sabía que había hecho todo lo imposible porque estuviese bien, al igual que todos. Además, le venía muy bien el dinerito que su hermana le daba para mantener a Herminia y al resto de los sobrinos y sobrinas que siempre iban a parar a su casa, cuando venían mal dadas.

Pasados unos meses, Herminia volvió con sus padres, según contaba Felisa porque ellos la echaban  mucho de menos.

Después de muchos años, se supo que Herminia le había contado su secreto a la amiga de su tía y esta, con alguna artimaña, sin contar la verdad, y pensando que mejor era prevenir que curar,  hizo que se llevaran a su sobrina, una chica muy problemática, que siempre estaba detrás de su sobrino Jaime. Además era  contestona, poco obediente y con esa mente tan calenturienta…

Pasado mucho más tiempo, cuando ya Felisa era muy mayor y Jaime tenía nietas y vivía fuera del pueblo, llamó a su sobrina y se lo preguntó.

Ella, con esa pregunta, se dio cuenta que hacía años que su tía lo sabía… se lo había tenido que decir la única persona que conocía los hechos.

Pero ya no importaba, había pasado mucho tiempo y a lo largo de los años, nadie había creído en ella, al fin y al cabo ella era una niña de 9 años y él un joven de 19.

¡¡ Dos chiquillos!! Dicen todavía algunas personas del pueblo.

El era sólo un niño y ella…a ella le gustaba mucho estar con él.

¿Qué  quería…??

Facebooktwitter